Por María Guadalupe Núñez / Vicerrectora Administrativa de LUZ / marialupen@gmail.com
Creo que ha llegado el momento de reinventar la protesta, con todo y su
carácter constitucional.
"¿En dónde con sus cantos está la primavera?", poetizó John Keats. Esa
pregunta me la hago a propósito de la paralización de actividades programada por
la Fapuv, a las que se unen los empleados y obreros. Entiendo, porque también
soy afectada y mejor que nadie conoce al monstruo desde sus entrañas, que el
tratamiento que hace el Gobierno nacional al personal universitario, en el
reclamo de sus derechos, es inaceptable desde todo punto de vista.
Pero también
sé que la huelga, como estrategia de lucha, al menos en el caso universitario,
ha perdido su efecto y dinamitado la relación de la universidad con las
comunidades.
No solo son los problemas de tránsito que acarrean las protestas, sino la
paralización de las actividades de docencia y administrativas que cierran las
puertas de la institución a los estudiantes, atrasándolos en su proceso
formativo, y la tragedia de los usuarios impedidos de realizar distintos
trámites, sin la atención debida. Es la pérdida de confianza lo que
preocupa.
Es una situación que debe evaluarse y creo que ha llegado el momento de
reinventar la protesta, con todo y su carácter constitucional. Tenemos que
buscar medidas alternativas para lograr los objetivos que nos propongamos con la
finalidad de minimizar ese descontento y recibir el apoyo de todos los sectores
de la sociedad civil y captar la atención del Gobierno nacional, hasta ahora con
un silencio ensordecedor que denota desprecio por los trabajadores de las
universidades y el entretenimiento a los que nos somete con las mesas de diálogo
que, en el fondo, son un monólogo disfrazado para ganar tiempo en la
“confección” de una propuesta que, así no nos satisfaga, es la que se
impone.
No me refiero al inmovilismo ni renunciar al derecho a la huelga, sino
abrirnos a la discusión, con la participación de todos los sectores de la
universidad, sobre formas alternativas de lucha que nos permitan recuperar
aquello que Vaclav Havel consideró fundamental para los trabajadores: “La
conciencia del sentido de su propio trabajo”.
FUENTE: laverdad.com
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